Alterio comenta los comentarios

07.12.2010 13:38

ALTERIO COMENTA LOS COMENTARIOS

- Buenas tardes, Alterio. ¿Qué tal le ha ido el “puente”? ¿Le ha pillado a usted en algún aeropuerto?

- Sí; en el aeropuerto de Barajas, pero sólo estaba de visita, no como pasajero. Demencial lo de los controladores- respondió Alterio. Bueno, ya he visto que ha incluido usted en la Revista una nueva herramienta para que los lectores podamos hacer nuestros “Comentarios” y reflexiones sobre los artículos. He recibido un e-mail de la Revista en el que se me anunciaba la novedad.

- Y seguiremos informando de ello a nuestros lectores registrados. ¿Y qué le parece a usted la idea?

- Pues creo que es buena idea. Cuando alguien dice algo en un artículo y es un auténtico decir, no sólo dice algo sino que lo dice alguien a alguien.

- Ya me está liando usted Alterio…

- Lo que yo pienso es que en todo decir, pensar o escribir, hay un emisor y un receptor cuando menos. Ni uno ni otros deberían ser indiferentes al significado de las palabras, pensamientos y escritos. El lenguaje debe ser por esencia diálogo para que sea eficaz. Y el diálogo es la contraposición al monólogo. Supongo que eso, el diálogo, es lo que pretende usted buscar con la nueva herramienta de “Comentarios” ¿no?

- Me parece que ahora le estoy entendiendo mejor…

- Pues abundaré más en ello. El autor que escribe lo que piensa –y piensa lo que escribe- también debería saber imaginar a sus lectores. Y éstos deberían percibir que el autor los palpa, los toca; que los acaricia a veces y otras los fustiga, los provoca; eso sí con mucho cariño.

- ¿Qué los fustiga y los provoca con cariño…?

- Bueno, es una metáfora. Quiero decir que pueden sentirse provocados ante la exposición de ideas del autor porque no siempre coincidirán en sus reflexiones autor y lectores. Además es bueno que así sea según mi opinión. Entonces, si hay diálogo entre ellos, el resultado de la reflexión colectiva será mucho más rico, habrá un debate más profundo y constructivo. Si el lector no tiene medios de comunicarse con el autor y no puede expresar su opinión se produce un cortocircuito que conduce invariablemente al monólogo estéril del autor. Para evitar ese cortocircuito la Revista proporciona la nueva herramienta de “Comentarios”, ¿no es eso?

- Creo que ahora lo está explicando usted muy bien, Alterio. De ahí la búsqueda de canales adecuados para la intercomunicación.

- Continúo entonces. Yo también creo que si el autor escribe sin saber para quien lo hace, seguro que debe sufrir. Es como si hablara con sordos que no podrían escucharle aunque quisieran hacerlo. No creo que sea a éstos a quien se dirija ningún autor porque éste buscará receptores que “oigan”, para que pueda existir el diálogo.  Aunque tampoco puede pretender que lo escuche toda la humanidad. Sería ideal para el autor pero demagógico.

- Entonces ¿cómo cree usted que puede entender mejor el autor a sus lectores?

- La palabra, hablada, escrita o con señales de humo como hacen los indios, el pensamiento en definitiva, precisa ser administrado con un minimo de sabiduria por su autor. Éste debe saber que los receptores de sus mensajes son diferentes y que no forman parte de un conjunto homogéneo, angustioso y hasta asfixiante. El autor debería saber también que cada uno de los receptores, de sus lectores, tiene su propia peculiaridad dentro de un repertorio plural de ideas, de manera de ser y de sentir. Que no todos son rubios o morenos; altos o bajos, ni tienen idéntica forma de pensar. Porque son individuos y no componentes de un grupo coral.

- Claro. Por una vez y sin que sirva de precedente, coincido plenamente con sus apreciaciones, Alterio.

- Pero también debería quedar meridianamente claro que el autor no escribe para que su pensamiento sea aceptado sin más, sino para ser debatido y discutido. Creo que ese es el objeto de la nueva herramienta de “Comentarios” que ha incluido usted en la Revista.

- Lo ha cogido usted a la primera, Alterio. Sólo le ha faltado puntualizar que no se trata de un foro al uso

- Donde no caben insultos, descalificaciones y demás bellaquerias de los que habitualmente utilizan escondidos bajo un supuesto anonimato algunas plataformas donde el debate real no existe, contesta Alterio. Muchos de estos sitios se parecen a un patio de vecinos mal avenidos que están buscando algún pretexto para insultarse… Y si los sitios son más pequeños que el patio, se parecen a una jaula de grillos.

- Asi es, Alterio. El sistema de “Comentarios” de Revista de La Carolina es un sistema sencillo y fácil de utilizar por quien quiera. La primera vez que algún lector quiera hacer uso de él, deberá proporcionar su e-mail a Disqus, o su identificador en Facebook o Twitter.

- ¿Y si alguien se equivoca de “sitio”, amigo? ¿Si alguien se cuela y falta el respeto a otros creyendo que está en el patio de vecinos?

- Alterio, tenga usted en cuenta de que se trata de un “sistema inteligente” que no admite intrusos y borrará el comentario injurioso o irrespetuoso para siempre en caso de producirse. Y el intruso no podrá volver a hacerlo nunca más. Ese alguien se habrá cerrado el grifo de los “Comentarios” para siempre.

-Y como la Revista no tiene vocación censora ni de “policía”, en caso de que los lectores observen alguna anomalía lo pueden comunicar a la Revista para solucionarlo inmediatamente. Se le había olvidado decirlo a usted-, acabó Alterio.

- Muchas gracias por su apreciación. Y hasta otro día Alterio.

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