Alterio en la noche de Halloween

26.10.2010 10:57

Alterio en la noche de Halloween

ALTERIO EN LA NOCHE DE HALLOWEEN

(No apto para niños ni para adultos aprensivos)

 

- Tiene usted muy buen aspecto, Señora- dijo Alterio a la bella dama que acababa de conocer.

- Muchas gracias Alterio. Es usted el primero que me lo dice. No se atreven, supongo-, le contestó la Señora.

A lo que Alterio no se atrevía era a mirar directamente al espectacular escote de la dama al que se asomaban abundantemente dos preciosos senos como si hubiesen sido torneados por una perfecta máquina.

- Yo siempre la había imaginado a usted de otra manera…

 La Señora interrumpió su frase diciéndole:

-Sí. Ya sé. Con una larga túnica negra, una guadaña y un osario por cara, sin ojos. En fin, la literatura.

-Vaya que sí. Ya estoy viendo que los que la han retratado a usted así, no tenían ni idea de lo que hacían. Menuda cintura de avispa tiene, Señora-, dijo Alterio, aunque sus ojos seguían fijos justo dos palmos más arriba de la cintura.

- Alterio, si estás calculando mis medidas te diré que son  90-60-90. Ya quisieran muchas de esas que se presentan a los concursos de belleza tenerlas ¿verdad?. Y con respecto a la imagen que se vende de mi, ya me lo decía mi madre: “Hija, acostúmbrate a soportar a los que querrán alejarse huyendo de ti. No saben la que les espera cuando te fijas tú en ellos”. Y llevaba razón. Nadie hasta hoy me ha mirado como usted lo está haciendo.

Alterio, intentó bajar sus ojos para huir de la irresistible atracción que, como dos poderosos imanes, dirigían inevitablemente su mirada hacia sus bellos pechos, pero cuando lo consiguió se encontró con una larga y hermosa  pierna que dejaba al descubierto su no menos larga falda. Otra vez sintió como se sonrojaba su rostro ante la belleza de su nueva amiga.

-Muy sabia su madre– se atrevió a balbucear.

- Se llama Vida. Alterio. Mi madre, se llama Vida. Es aún más bonita que yo. ¿Pero por qué no nos tuteamos? ¿Te parece bien?

-  Por mí encantado, pero te seguiré llamando Señora si no te molesta, respondió Alterio.

- Me parece muy bien. Las distancias largas no me gustan y tuteándonos nos sentiremos más próximos.

-¿Te apetece un cigarrillo? -dijo Alterio- No sé tomarme un wisky si no es fumándome uno. Me sabe mejor.

- Gracias, pero no fumo. Y tú deberías haberlo dejado hace tiempo aunque ya… Bueno, Alterio; no tenemos mucho tiempo para perder y espero que no te sorprenda que te diga que tú me gustas…

Alterio, sobresaltado por la directa sinceridad de la Señora, se sintió ruborizado otra vez a pesar de su experiencia en ocasiones semejantes.

- Señora, tú a mí también me gustas mucho. Pero no esperaba que yo, con mi edad, pudiera atraerte a tí, tan joven y bella.

Alterio cogió la mano que ella le había tendido.

- Alterio, para mí el tiempo carece de importancia. El pasado y el futuro son la misma cosa. Sólo me importa el presente.

Alterio se atrevió a pasarle la otra mano por la nuca y atraerla hacia sí para besarla. No tuvo que esforzarse mucho. Ella consintió dócilmente juntando sus labios con los de Alterio. Un gran escalofrío recorrió entonces todos los huesos “alterianos” de su cuerpo mientras la besaba. Alterio la llevó hacia el lecho que había junto a la chimenea. Tumbándola en la cama, se postró encima de ella. De repente sintió que algo rígido vibraba entre las piernas de la Señora. Mil cosas le pasaron por la cabeza de Alterio en un segundo, pero sobre todo una pregunta que precisaba una urgente respuesta ¿se había ligado a un travesti?. La Señora lo apartó de sí decididamente blandiendo el iPhone que tan grande sospecha había provocado en  Alterio por unos instantes, diciéndole:

- Perdona Alterio, es un mensaje de mi madre. Vida me dice que tengo que irme a Asia inmediatamente porque va a haber un gran terremoto en unos segundos y voy a tener mucho trabajo. Tengo que dejarte.

- ¿Pero así? ¿Sin más?, preguntó Alterio, muy excitado.

- Ya te lo he dicho. Ahora tengo que marcharme, Alterio; pero no te preocupes que volveremos a vernos. No lo dudes.

Dándole otro beso de despedida en la mejilla, la Señora se marchó. Cuando cerraba la puerta de la alcoba, volvió la cabeza diciéndole:

- Volveré pronto, Alterio. Me has caído muy bien y me ha encantado conocerte.

Alterio, de momento, escapó de los encantos de la bella dama y podrá seguir contándonos sus historias. Cuando le apetezca hacerlo, claro.

 

Dibujo de “La doncella de la Muerte” en https://obscurebt.blogspot.com/

 

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