Alterio: Lo mas (y II)

ALTERIO: LO MAS (Y II)

El lunes pasado, Alterio nos hizo una introducción previa referente a este tema cuya lectura recomendamos para una mejor comprensión sobre el asunto que se trata a continuación.

...

- ¿También la financiación?

- Parece ser que esos disidentes culturales, como usted los llama, se cuestionan muchas cosas…

-¿Por ejemplo?

 -Pues se hacen muchas preguntas a las que habría que dar respuestas. Por ejemplo: ¿Pueden peligrar los citados Cursos Olavide por las circunstancias políticas y/o particulares de los actores financieros?

Y continuan preguntándose: ¿no se podría convertir esta probabilidad en una oportunidad para realizar un proyecto emblemático y de máxima utilidad para nuestra sociedad carolinense tan cambiante de estos tiempos?

- ¿Oportunidad? ¿Proyecto emblemático?

- La gente piensa que la vida, en su aspecto más amplio, ya no va ser igual que hasta ahora ha sido; esto hay pocos que lo duden. Y que en consecuencia habría que prepararse para los nuevos tiempos.

Y vuelven a preguntarse: ¿Podrían pensarse fórmulas imaginativas y participativas que puedan sustituir los previsiblemente escasos medios económicos -y de otra índole- que habrá disponibles a corto y a medio plazo, tanto en el ámbito privado como en el público?

 ¿Podrían en su lugar sustituirse estas carencias con una fuerte movilización social, imaginación, ilusión y con mucho esfuerzo común y tesón?

Aceptando que nuestro futuro ya no está en el ladrillo y que el tejido industrial de nuestra ciudad está claramente debilitado y falto de competividad ante la oferta de los países emergentes. Si aceptamos que, además, las crisis económica y financiera actuales nos obligan de nuevo a cambiar nuestras perspectivas de futuro y, por consiguiente, nuestras formas de pensar y actuar; analizando los cambios que se han producido ya -y los que previsiblemente se producirán en el futuro-, ¿No deberíamos empezar a pensar en poner los medios para continuar adelante con más fuerza y dinamismo?

¿Se podría construir entre todos un nuevo modelo que nos permitiera lograr ventajas a medio y largo plazo?

- ¿Ese nuevo modelo que citaba usted al principio?

- Pero de un nuevo modelo en términos amplios, extensivo a todos los ámbitos culturales, económicos y sociales de La Carolina. ¿Recuerda usted que en una de nuestras entrevistas hablábamos de la necesidad de una sociedad civil fuerte?. Creo que la publicó usted en la Revista con el título: “LA MANZANA Y EL AZAR”. ¿Podría la sociedad civil carolinense acometer un embrión de proyecto sobre ese nuevo modelo?

Y continúan las preguntas: ¿Se podría elaborar una nueva estrategia común, fiable y consensuada que permita la realización de un proyecto ambicioso y útil para la sociedad civil carolinense en general? ¿Un proyecto netamente ciudadano, abierto, independiente, libre y autónomo donde la participación y el protagonismo de nuestra sociedad civil se convierta en la actora y autora del mismo?

Por supuesto contando también con el apoyo consensuado de las fuerzas políticas y de los políticos. En principio, éstos deberían hacer abstracción de su coyuntural condición de administradores políticos y “pensar en ciudadano”. Los políticos de hoy fueron ayer parte de la sociedad civil y lo serán mañana de nuevo. Por ello, éste proyecto deberá superar los ciclos políticos mediante el consenso.

-Me sorprende usted, Alterio…

- ¿Recuerda usted lo que dice nuestro querido doctor Trujillo cuando diagnostica en su obra La Italia de España que “…es desconcertante que siempre en La Carolina esté todo por hacer. ¡Qué gran misterio!”, y continúa “… sueños de reforma mezclados siempre con dificultades extremas…”.

En efecto. La Carolina tuvo como motor económico en su fundación en el siglo XVIII la agricultura y una incipiente industria artesanal para consumo interno. En el siglo XIX fue la minería hasta su decadencia a mediados del siglo XX en que comenzó la industrialización. Y parafraseando de nuevo a Trujillo “en este inicio del siglo XXI, la economía globalizada quiere obligar de nuevo a que este pueblo se reinvente. Y estamos seguros que encontrará su nueva tarjeta de presentación”.

-¿Que este pueblo se reinvente…?

- El desconcierto que dice Trujillo, que provoca inseguridad, deberia ir seguido de las señales de alerta que nos indican que la percepción de la falsa seguridad de otras épocas pasadas sólo fue una ilusión óptica que nos hizo perder agilidad y eficiencia. Salvo alguna rara excepción mal gestionada y peor explicada, instalados en aquel presente se nos vaciaron los proyectos de un futuro anticipado.

¿Podría ser ese ambicioso proyecto apuntado una propuesta para esa nueva tarjeta de visita que dice Trujillo? ¿Podría consistir en ello ese embrión de proyecto abierto sobre el nuevo modelo que persiguiría obtener para La Carolina una nueva identidad propia del siglo XXI?

Para su definición habría que empezar respondiendo a todas esas preguntas e iniciar desde ya un debate con propuestas que habria que perfilar y estudiar.

El hecho de que este proyecto implicara cambios estructurales, no debería asociarse irremediablemente con cambios lentos y prolongados en el tiempo. Sin embargo, ésto reforzaría todavía más la urgencia de iniciarlos cuanto antes e ir más deprisa aunando las voluntades de todos para emprender la necesaria transformación.

-Habíamos empezado hablando de los Cursos Olavide y mire usted por donde vamos ya. ¿Qué más, Alterio?

- Que el cielo sigue estrellado.