Alterio y Aradia, corazones de oro: el volcán de El Hierro

12.10.2011 23:04

Tras unas prolongadísimas vacaciones, Alterio y Aradia vuelven por sus fueros. Tardíos pero ciertos, se reúnen para comentar un tema muy actual: los sismos y el volcán de la isla canaria de El Hierro. Ambos llegan a la conclusión de que los herreños, soportando miles de terremotos, tienen un corazón de oro, que no de hierro.

- Porque se trata de un volcán ¿no es cierto Aradia?

- Sí, Alterio. Se trata de un volcán submarino que está en erupción y que ya ha provocado cerca de 10.000 pequeños terremotos en menos de tres meses; la mayoría de los sismos no los ha sentido la población excepto un centenar de ellos y, sobre todo, el del pasado sábado que llegó a una intensidad de 4,3 grados en la escala de Richter. Fue especialmente sentido en La Restinga que alarmó a sus poco más de 500 vecinos… En La Restinga tienen su base los pescadores que faenan en el Mar de las Calmas.

- Pues vaya con el Mar de las Calmas…

- Así se llama Alterio. Pero lleva usted razón: poca calma puede haber en esas condiciones ¿no?. De hecho  ayer se decretó la alerta roja en la isla y la evacuación del puerto de La Restinga. Y es que a la fisura inicial detectada a cinco kilómetros de la costa sur de la isla se ha añadido una segunda grieta; aunque hay más probabilidades de que el proceso continue en el agua y no en la tierra, por precaución se ha procedido a la evacuación… Al igual que en otras partes del mundo, el vulcanismo en El Hierro es de “tipo fisural”, lo que significa que después de una primera salida de material magmático, se produce una migración de la lava, que en su camino va haciendo pequeños conos hasta que consigue salir.

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- Parece que estás muy puesta en vulcanismo, Aradia…

- No olvide usted, Alterio, que me tiré tres años estudiando Geología.

- Pues me gustaría que ahondaras un poco más en ello porque yo de volcanes sé lo justo. Aunque después te comentaré algo que te va a sorprender mucho, Aradia.

- A ver, cuénteme Alterio…

- No seas impaciente Aradia. Ilústrame tú antes sobre el volcán de El Hierro.

- Pues mire usted, Alterio: El Hierro, como el resto de las Islas Canarias, es una isla de origen volcánico. Se estima una edad geológica de 1,2 millones de años, por lo que es la isla canaria más joven. Al contrario del resto de las islas, que se encuentran en una tercera fase de creación, El Hierro se sigue manteniéndose en la primera.

- ¿Y tú me llamas a mí viejo? ¿Encuentros en la primera fase? Me mareas con esas cifras, Aradia. No las pongo en duda pero…

- Pues tenga dos tazas, Alterio. La fase más activa de la formación de la isla de El Hierro se sitúa hacia el 10.000 a. C. Las erupciones volcánicas submarinas más jóvenes duraron desde el 4.000 a. C. hasta el 1.000. Sucesivas erupciones han ido conformando la isla ampliando su tamaño. Es posible que el proceso siga su curso y que la isla continúe creciendo como consecuencia de las diferentes erupciones que siguen expulsando más materiales.

- Supongo, Aradia, que sacarías buenas notas en Geología.

- ¿Sabía usted, Alterio, que existen en la isla más de 500 cráteres a cielo abierto y otros 300 cubiertos por coladas de lava más recientes?. El Hierro es la isla con mayor densidad de volcanes de Canarias. Aunque la mayoría de los volcanes submarinos se encuentran en las profundidades del océano, algunos se hallan en aguas poco profundas como es el caso de El Hierro que se calcula en unos mil o dos mil metros. La actividad del volcán puede expeler material magmático hacia el aire durante las erupciones. De ahí las precauciones tomadas y la evacuación de los vecinos de La Restinga que está situada a unos 5 kilómetros del volcán submarino.

VOLCAN DE EL HIERRO

- Vaya, vaya. Pues yo le voy a proponer a quien corresponda que el volcán, a partir de ahora, se llame Aradia. Quedaría bonito: Volcán Aradia…

- También podría llamarse Volcán Alterio. Pero me había dicho usted antes que me iba a dar una gran sorpresa…

- Pues sí, Aradia. Y es que tú que sabes tanto de Geología, como eres muy joven, no sabrás que El Hierro también tiene su historia… política. Y tampoco sabrás que yo estuve desterrado allí 15 años.

- Me sorprende usted Alterio, aunque me lo había avisado antes; pero ¿cómo que desterrado…?

- Bueno ya te he dicho que son cosas de la política. Pero lo importante es que yo viví alli mucho tiempo. Y no me dediqué a investigar los asuntos geológicos sino a los herreños, a las personas; su manera de ser y de vivir… Conforme me estabas contando lo del volcán submarino, recordaba que a los herreños, como a mí, les gusta mucho el pescado. El pescado ocupa un lugar principal en su gastronomía debido a la riqueza faunística de las aguas que rodean a la isla y se suele preparar frito o a la plancha, usándose como guarnición las papas arrugadas y los mojos. Y estaba pensando que a consecuencia del volcán, poco se tienen que afanar ahora los herreños en su preparación porque los pescadores ya sacarán el pescado frito o a la plancha…

- Bueno, Alterio; déjese de bromas y cuénteme usted algo más de sus vivencias en su destierro de El Hierro…

- Hice buenos amigos allí, Aradia. Especialmente recuerdo al viejo y entrañable Francisco. Entonces algunos herreños, generalmente ancianos, empleaban el silbo, un lenguaje silbado con el que se comunicaban entre sí a través de los barrancos de la isla. Supongo que  los más viejos del lugar ajenos a las nuevas tecnologías de los teléfonos móviles, continuarán enviándose noticias del volcán a través de sus silbidos. ¿Has escuchado al guna vez el silbo herreño, Aradia?. Pues mira: suena así… (escuchar)

- Precioso Alterio. Continúe usted, por favor.

- Bueno; para finalizar hoy te contaré Aradia una historia que circulaba en la isla por aquellos tiempos. Hablaban los más viejos del lugar de un islote que aparecía y desaparecía. Me ha venido a la memoria cuando me relatabas el crecimiento de la isla. Hay relatos desde hace siglos que narran la aparición de una isla, de la visión por muchos testigos y de su posterior desaparición, mientras que otras personas, más prosáicas, atribuyen la extraña aparición a alguna acumulación de nubes en el horizonte o a un espejismo.

- ¿Un islote que aparece y desaparece? Parece increíble…

- Puede parecerlo, pero también puede parecerlo tu relato Aradia.

- No se enfade, Alterio. Siga, siga, no pare…

- Ya te digo, Aradia, que San Borondón es una de las leyendas más arraigadas en el pueblo herreño. Según esta leyenda San Borondón partió desde Irlanda a surcar el Atlántico junto con otros 14 monjes. Parece que en su periplo se encontraron a la altura de lo que es hoy Canarias con una isla en la que decidieron desembarcar. Los monjes, a su llegada, decidieron celebrar misa tras tomar tierra y parece ser que fue en ese preciso instante cuando el suelo empezó a temblar. La isla, que parecía tener vida propia, comenzó a moverse. La leyenda relata que, en lugar de un islote, Borondón y su gente se encontraban encima del lomo de una gigantesca criatura marina, que se hundía desapareciendo… Quizá, esa sea la misma isla que ahora puede empezar a aparecer desde el volcan de El Hierro.

- Pues sí que me ha sorprendido usted, Alterio. Me ha gustado mucho su historia.

- Y a mí la tuya, Aradia.

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