Alterio y el 20-N

ALTERIO Y EL 20-N

RLC.- ¿Sabe usted que el pasado sábado hizo 35 años que murió Franco? 

Alterio.- ¿Cómo no lo voy a saber? Recuerdo a un individuo en la Televisión Española que era la única que había entonces y que emitía aún en blanco y negro, muy acorde con la oscura época que se iba a cerrar poco tiempo después con la transición a la democracia. El mensajero de la televisión se llamaba Arias Navarro, también apodado “Carnicerito de Málaga” y era un individuo de orejas puntiagudas que entre sollozos nos decía: “Españoles… Franco… ha muerto”.

RLC.- Momentos confusos aquellos…

Alterio.- Y convulsos. A Franco se le mantuvo vivo artificialmente durante una larga agonía que, incluso a sus enemigos, que éramos muchos, nos pareció inhumana. Seguramente se hizo así para preparar emocionalmente al personal y para que los suyos, el aparato, pudieran preparar con tiempo suficiente los “por si acasos”. Ya llevábamos los españoles varios meses esperando la noticia firmada por el “equipo médico habitual”; muchos ansiosos por escucharla, casi todos recelosos cuando se anunciara. Por lo que pudiera pasar. Las ansias se debían a que la mayoría de los españoles queríamos una España nueva, moderna y democrática donde la libertad acabara imponiéndose a cerca de “40 años de paz”, también impuestos a base de “pazazos” por la dictadura franquista.

RLC.- ¿Una liberación, Alterio?

Alterio.- Los jóvenes de entonces, los que no conocimos directamente la guerra incivil, sí conocíamos sus desastrosas consecuencias: más de un millón de muertos, de españoles muertos en alguno de los dos bandos fratricidas. También conocíamos la represión de la postguerra y sus secuelas: persecuciones, fusilamientos, familias rotas, hambre, atraso… y cuarenta años de falta de libertades civiles. También desconocíamos lo que pudiera pasar tras la muerte de Franco a pesar de que éste decía que lo había dejado todo “atado y bien atado”.

RLC.- Quiso perpetuar el franquismo con Carrero…

Alterio.- Uno de los nudos gordianos de sus ataduras era su posteriormente fallida sucesión con Carrero Blanco que voló junto a éste con el atentado de ETA en Diciembre de 1973. Todos los nudos resultaron ser falsos y la cuerda quedó libre de ataduras tras su muerte.

RLC.- Y empezó la dura transición a la democracia…

Alterio.- Sí. Una vez muerto Franco muchos adictos al Régimen intuyeron que iban a perder sus privilegios adquiridos junto al dictador y siguieron pensando en darle alguna macabra aplicación a la soga de los nudos fallidos. Había que ir a la caza del “rojo”, que era todo el que no pensara como ellos, llevarlo junto a un árbol y pasar la cuerda por la rama. Y en el otro extremo, colgando, el mayor número posible de rojos y masones. Pero, afortunadamente, con muchos sobresaltos ciertamente, intentonas golpistas y golpes incluidos, se impuso el sistema democrático ante la fuerte resistencia de los nostálgicos fascistas del “ordeno y mando”. El tesón y la decidida apuesta democrática de la mayoría de los españoles que pretendían construir una España moderna acorde con nuestro entorno europeo acabaron imponiéndose a base de sangre, sudor y lágrimas.

RLC.- A pesar de controlar todos los medios…

Alterio.- Sí, amigo, a pesar de todo el aparato de propaganda que no de comunicación e información. Hasta entonces la información/desinformación que nos llegaba a los españoles era cuadriculada. Salvo honrosas excepciones, la prensa era la voz de su amo. Entre esas excepciones conviene recordar el diario Madrid que pretendió realizar una información todo lo libre que pudieron. Muchos secuestros de ediciones y cierres parciales del periódico precedieron a la solución definitiva que le dio el Régimen: la voladura física del periódico.

RLC.- ¿Cómo que la voladura física del periódico?

Alterio.- Sí, amigo mío. Las instalaciones del diario Madrid, situadas en la capital de España, ocupaban una céntrica manzana que fue volada con dinamita. Ya sabe usted, muerto el perro se acabó la rabia.

RLC.- Qué barbaridad, Alterio. Eso sí que era censura.

Alterio.- Hubo otras excepciones y que le comentaré después,  que intentaron desmarcarse de la llamada prensa del Movimiento que de una forma u otra, constituían casi la generalidad de la prensa escrita, radio y la reciente televisión española. Aunque había medios privados, tales como la radio, todos sin excepción debían conectarse diariamente con la información oficial, en el caso de la radio con el llamado “parte” de Radio Nacional. Nadie podía ofrecer ningún otro tipo de información política. En emisión de radio, los españoles se conectaban por las noches con la Pirenaica (PCE), con los viejos aparatos de radio de la época a través de la onda corta, debajo de la mesa camilla con sumo cuidado para que no fuera escuchada por nadie ajeno a la casa y que pudiera dar el chivatazo.

RLC.- ¿Y las otras excepciones que me comentaba?

Alterio.- Muy pocas, la verdad. Pero le citaré la revista “Triunfo”, dirigida y fundada por José Ángel Ezcurra que era mi preferida y los valientes y siempre comprometidos artículos de Eduardo Haro Teglen y otros decididos periodistas como Manuel Vázquez Montalbán (también bajo el seudónimo de Sixto Cámara), Luis Carandell,  Víctor Márquez Reviriego, César Alonso de los Ríos, Enrique Miret Magdalena, Ian Gibson, Manuel Leguineche, Enrique Miret Magdalena, Manuel Vicent… que se jugaban la pluma y algo más a diario.

Con aparición mensual, me podía dar por contento si me hacía con tres o cuatro números al año de “Triunfo”. Los secuestros estaban a la orden del mes. Y eso que mi buen amigo ya desaparecido, Francisco Álvarez, de la Papelería Mateo en la calle Jardines, siempre me tenía en cuenta antes de que llegara la Policía para efectuar el correspondiente secuestro de los ejemplares. Que yo sepa sólo me la guardaba a mí bajo estricto secreto.

RLC.- ¿Algunas más, Alterio?

Alterio.- “Cuadernos para el diálogo”, con los artículos de los Peces-Barba (padre e hijo) entre otros.

La maravillosa revista satírica “La Codorniz”, dirigida por Álvaro de Laiglesia y en ella colaboraron, entre otros, Mingote, Chumy Chúmez, Máximo, Gila, Perich, Ops (El Roto), Forges… y algunos más que aportaron debate y pensamiento libre y progresista en la época de la prohibición absoluta.

Además de estas hermosas revistas, en la formación de esa idea de una España abierta y moderna colaboró grandemente el bikini como mínimo continente y las suecas, de generoso contenido. Los lucían (los bikinis) en nuestras playas desde la década anterior a la de la muerte de Franco en 1975. Una vez más la economía estaba venciendo a la política dictatorial, y las divisas de los millones de turistas que cada vez más nos invadían todos los veranos se imponían sobre el yugo y las flechas. Inevitablemente, junto a las divisas, esos europeos que nos visitaban nos dejaban también el sello de otro modo de ser y de vivir, de modernidad y libertad, que cuajaron ineludiblemente en la juventud española de entonces dispuesta a adoptarlas cuanto antes.

RLC.- Buena parte de esa juventud española estaba en la emigración…

Alterio.- Efectivamente, amigo. El turismo, junto a las remesas de divisas de varios millones de emigrantes españoles repartidos por Europa, supusieron una válvula de escape para los ministros tecnócratas de los últimos años de Franco y para la asfixiada economía española, cerrada y bloqueada durante cerca de las tres décadas que siguieron al final de la guerra incivil ganada por Franco. El Régimen no tenía ya la fuerza suficiente para ponerle puertas al campo y no tuvo otra opción que la de tragarse el paquete de que la sociedad española estaba transformándose muy a su pesar; se le escapaba el control férreo que había tenido sobre ella. La evolución era ya imparable.

RLC.- Entonces, ¿eso de que con Franco se vivía mejor?

Alterio.- Pues la verdad es que sí. Muchos vivían mejor con Franco. Eran los que estaban del lado del vencedor de la Guerra Incivil que asoló España cuarenta años atrás después de un golpe de estado contra la República que había sido libremente elegida por los españoles. Los que hicieron posible la gloriosa Cruzada del Movimiento Nacional, esos claro que vivían mejor. Los que habían estado con los “nacionales” o que se sumaron posteriormente a ellos, sí vivían mejor. No es que durante el régimen de Franco tuvieran ellos mucha más libertad que los que no estaban en “nómina”. Los adictos al Régimen tenían privilegios siempre y cuando no pensaran. Que se auto-castraran intelectualmente. Sólo debían ejecutar las órdenes de su “inmediato” y dejar pensar a la cúpula. Pero incluso la cúpula, los jerifaltes del Movimiento Nacional, del partido único, y sus ministros, debían de andarse con mucho cuidado y procurar obedecer en todo momento al “caudillo” que les ordenaba a modo de recomendación que hicieran lo mismo que él: que “no se metieran en política”.

RLC.- Pero el sábado todavía algunos franquistas se movilizaron.

Alterio.- Sí. Todavía hoy, 35 años después de la desaparición del dictador Franco y algunos más de la de Hitler y Mussolini, algunos ultraderechistas salen de las cavernas y se parapetan en las celebraciones nostálgicas de aniversarios relacionados con macabros y célebres personajes, paradigmáticos del Fascio para, aprovechando la libertad que les ofrece la Democracia y que ellos siempre han negado a los demás, puedan manifestar su pensamiento dialéctico joseantoniano de "los puños y las pistolas" en el Valle de los Caídos o en las “zonas nacionales” que aún quedan en algunas ciudades españolas.

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