General Motors da marcha atrás a Opel

Cambio de planes en General Motors (GM). El consejo de administración del primer fabricante de coches de Estados Unidos, reunido ayer de emergencia en Detroit (la capital del motor de EEUU), decidió que renuncia a vender su filial europea, Opel

GM había llegado a un acuerdo para desprenderse de la compañía, que iba a pasar a manos de un consorcio encabezado por el fabricante austro-canadiense Magna y respaldado por el banco ruso Sberbank, en una operación que se acordó el pasado septiembre. La decisión de dar marcha atrás se produce después de que la Unión Europea haya mostrado sus recelos sobre las ayudas que la operación iba a recibir por parte del Gobierno alemán.

GM desvinculó ayer la cancelación de la venta a los problemas con las ayudas. La empresa aseguró en un comunicado que conservará Opel debido a que las condiciones del mercado del motor han mejorado y que, en este contexto, las marcas europeas tienen una "importancia estratégica" para el grupo estadounidense. El consejo delegado de GM, Fritz Henderson, indicó que la empresa estadounidense presentará en breve un plan de reestructuración a los Gobiernos europeos y señaló que confía en lograr su "favorable consideración".

El ejecutivo de la compañía lamentó que "la complejidad" y la excesiva duración de las negociaciones, que han sido agotadoras para todas las partes implicadas. "Nuestro objetivo ahora es asegurar la mejor solución a largo plazo para nuestros clientes, empleados, proveedores y concesionarios", dijo Henderson.

Peligro
La decisión de dar marcha atrás puede poner en peligro el futuro de varias fábricas de Opel en Europa, ya que se espera que GM pueda aplicar un plan de reestructuración más profundo del que iba a desarrollar Magna. La empresa estadounidense aseguró ayer que conservar Opel le iba a suponer asumir unos costes de reestructuración de 3.000 millones de euros, pero se negó a desvelar más detalles sobre en qué iba a consistir la reordenación.

La empresa, que pretende llegar a un acuerdo con los sindicatos europeos para buscar las máximas contribuciones a la reestructuración de Opel, señaló que la liquidez inmediata de la empresa europea "es estable", pero que "que el tiempo es esencial cuando se trata de cerrar un acuerdo". La firma automovilística contaba en Europa con recursos financieros hasta 2010, gracias al apoyo del Gobierno alemán.

Las negociaciones entre Magna y GM se iniciaron en julio y en septiembre sellaron un preacuerdo. Finalmente, el fabricante estadounidense eligió al consorcio austro-canadiense para pilotar Opel con una fuerte presión de Berlín, que apoyó a la firma de componentes al planear un ajuste más beneficioso para las fábricas germanas.

El acuerdo entre los dos grupos, que fue refrendado por los sindicatos tras una larga negociación planta por planta, implicaba la reducción de 10.000 puestos de trabajo y hasta un 20% de la capacidad de producción de las plantas de Opel. A cambio, los 50.000 trabajadores de la compañía tendrían una participación del 10% en la empresa.

Reacción de Magna
Por su parte, el consejero delegado de Magna, Siegfried Wolf, aseguró ayer por la noche que seguirá apoyando a Opel y General Motors en sus desafíos futuros a pesar de la renuncia final de la automovilística americana a vender la firma europea al fabricante austro-canadiense.

En un comunicado, Wolf indicó que esta decisión de última hora, cuando la venta se preveía casi inminente, responde al interés de GM por conservar Opel por el "muy importante papel" que la firma europea juega en la organización global de la compañía americana.

El consejero delegado de Magna dio las gracias además a "todos los que han respaldado" el proceso de reestructuración de Opel por "sus incansables esfuerzos y su dedicación en los últimos meses" y muy especialmente el respaldo del banco ruso Sberbank "por su importante contribución y apoyo" durante el proceso negociador.

España
El plan de GM puede afectar a la planta de Opel en Figueruelas. La factoría, que produce el Corsa y el Meriva, el año pasado montó 423.000 vehículos. El pasado 26 de octubre, los trabajadores aceptaron el plan de reestructuración que pretendía realizar Magna, a cambio de reducir el número de despidos, inicialmente previsto en 1.700 personas, hasta 900 trabajadores. Además, el que iba a ser propietario de esta factoría preveía un recorte en la producción inferior al planteado originalmente. La fábrica española da empleo a 7.500 personas.

Tras el anuncio de GM, se abre una nueva etapa en la que Figueruelas, al igual que el resto de factorías europeas, tendrán que volver a negociar desde cero su futuro, del que Berlín estará muy pendiente, ya que las ayudas concedidas por el Gobierno alemán no estaban vinculadas a un propietario en particular.

Vía Expansión

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