La taranta al poder

17.11.2010 08:44

LA TARANTA AL PODER

Alterio.- Bueno; ya lo sabrá usted: la taranta, la seguiriya, el fandango, la alboreá… todo el Flamenco al poder. Menuda fiesta liaron ayer Manuel Vallejo, Manuel Torre, Juan Breva, Camarón, Franconetti, Antonio Mairena, Pepe Marchena y Manolo Caracol acompañados por Sabicas, Domingo Esteso y Modesto Borreguero a la guitarra, los Pacos Férriz a las palmas junto a miles de ángeles flamencos. ¡Un fiestón, amigo, un fiestón!

RLC.- ¿Y eso, Alterio?

Alterio.- Ramón y Cajal solía decir que al carro de la cultura en España le faltaba la rueda de la ciencia y la tecnología. Se le pasó añadir que sobre el carro, entre otros muchos, iba más o menos acomodado, el Flamenco. Ayer, la UNESCO no hizo nada más que acreditar lo que tantos andaluces primero, y la Humanidad después, ya teníamos asumido: el flamenco es patrimonio universal.

RLC.- Patrimonio inmaterial de la Humanidad…

Alterio.- Inmaterial como todo sentimiento, pero basado en hechos materiales, perteneciente a la vida real. Un martinete es un cante inmaterial, espiritual; el material es el hierro candente de la fragua que va tomando forma encima del yunque y es forjado con las gotas de sudor del herrero que caen sobre él mientras lo golpea con su martillo y canta a la dureza de su trabajo cotidiano. El material es la era donde el espigador separa el grano de la paja mientras entona su cante de trilla tras la mula. O la taranta del minero que cantaba con alegría y ronquera mientras sacaba duramente el plomo de “La Manzana” o “La Rosa”; o cuando con sus compañeros de tajo, finalizada la jornada, se reunían junto a una botella de vino en la taberna de Oliva o en “El Serrín”.

CAMARON DE LA ISLA

RLC.- Ya veo que también a usted le apasiona el flamenco…

Alterio.- Es una parte fundamental de nuestra cultura, amigo. Forma parte de nuestra vida y es nuestra filosofía. Luego, el flamenco se discute, se habla, pero siempre se siente y, desde luego, se canta. Aunque sea mal. Es la inmaterialidad que dice la UNESCO. La cultura flamenca, el Flamenco, como acaba de decir Fosforito, ha estado “muy mal visto tantas veces…”

RLC.- Recuerda hace años el cartelito de muchas de nuestras tabernas y tascas que decía: “Proivio el cante”

Alterio.- Ya lo creo que me acuerdo, amigo mío. El cante flamenco, el cante grande no sólo no formaba parte de la cultura oficial sino que era ignorado, incluso denigrado por ella. Sin embargo, los “señoritos” que diseñaban, y decretaban la cultura oficial desde sus despachos oficiales, sí “utilizaban” el cante en sus juergas nocturnas a puerta cerrada. Pagando, claro; aunque fueran cuatro perras gordas. Ya, por la mañana, la resaca los volvía a poner en su cultura oficial.

RLC.- Bueno Alterio; el cante grande, el Flamenco también es alegría…

Alterio.- Claro que sí. Ahora le contaré alguna vivencia inolvidable, pero no puedo dejar de comentarle antes el porqué en otros tiempos no “tragaban” el Flamenco. El cante jondo, ese que salía del alma, era un desgarro y una denuncia de las injusticias sociales. En un entorno  de silencio impuesto a la crítica, el cante se transformaba en un auténtico mensaje revolucionario que había que amordazar. Afortunadamente, nunca lo consiguieron. Los fabricantes de la “cultura oficial” promocionaban en su defecto el “cupleteo” y a los cantaores que, dentro de un orden, no cuestionasen el sistema:

“Desgraciao aquel que vive
Y come pan de mano ajena
¡Siempre mirando la cara
si la pone mala o buena!”

Martinete

RLC.- ¿De qué vivencias inolvidables me hablaba usted antes?

Alterio.- Pues le citaré un par de ellas vividas en primera persona. Como usted sabe, los gitanos fueron los que trajeron a Andalucía el Flamenco. Cuándo y desde dónde, es un tema de discusión secular y supongo que lo seguirá siendo durante mucho tiempo. Pues como le decía, los gitanos, muy celosos guardianes de sus costumbres y ritos tienen entre estos el de cantar las “alboreás” (“arboleás”, dicen algunos calés) cuando se casan. Yo, que soy payo como usted sabe, tuve el privilegio de que, junto a unos amigos míos gitanos, se las cantáramos a mi novia las vísperas de mi boda. Por supuesto, fueron mis invitados de honor en los ágapes nupciales y algún recuerdo de ello guardo aún por ahí...

RLC.- Bonita anécdota, Alterio.

Alterio.- Y exclusiva de entre los payos que conozco. Como le anticipaba, inolvidable la vivencia. Otra ocasión única e imborrable es la que viví hace años en Jerez, junto a mi amigo Juan (Rodríguez) Manzano, también de La Carolina. Ese día, Juan y yo, después de hacer unas gestiones comerciales por la mañana, entramos a tomar unas cervezas a un mesón del barrio que se llamaba “Los cuatro muleros”. Eran ya las tres de la tarde y cerraron el local desde dentro dado que libraban hasta el día siguiente. Amablemente, nos dijeron que continuáramos consumiendo nuestra bebida y comida tranquilamente y surgió la tertulia y el “filling”. El personal del mesón, al que no conocíamos de nada, se unió rápidamente a nuestra tertulia y a tomar una botella de Jerez y jamón con nosotros… que pagaron ellos. Como es lógico, la siguiente botella la pagué yo con sus correspondientes tapas. Y ya empezó el lio. La siguiente botella la invitaron ellos, la otra Juan, la otra ellos. El personal del Mesón, a los que como le he dicho, no conocíamos con anterioridad, estaba tan a gusto o más con Juan y conmigo que nosotros con ellos. Y ya hacía un buen rato que había comenzado el cante y el baile con lo que el ambiente era superior como diría nuestro desaparecido amigo y torero Vicente Perucha. “Superior”. A partir de varias botellas, nuestros ya amigos mesoneros, todos miembros del grupo flamenco de “Los cuatro muleros”, cantaban siempre como estribillo: “paga la casa”.  Bueno; pues en ese ambiente, entre cante y cante; entre baile y baile; entre botella y botella, entre jamón y queso, comenzaron a entrar por las ventanas unos inesperados invitados. Eran los rayos solares del día siguiente. Ni nosotros ni nuestros amigos anfitriones habíamos tenido la idea de mirar el reloj en cerca de veinte horas de charla, comida, bebida y cante y baile. Había llegado la hora de despedirnos de nuestros amigos Manuel (cantaor), Manolita (bailaora) y tres amigos más de los que lamento no recordar sus nombres. Tendré que preguntarle a Juan que tiene mejor memoria que yo para eso. Sí me acuerdo del cantaor “estrella” del grupo: su nombre era “Borrico”, “Borrico de Jerez”, ya fallecido y que forma parte de la historia de ese cante flamenco “inmaterial” que ha dicho esta tarde la UNESCO.

Inmaterial pero cada día más vivo.

RLC.- ¿Quiere añadir algo más, Alterio?

Felicitar a los mediterráneos por nuestra “dieta” y a los “cetreros”. También a los mallorquines: el “canto de la sibila” así mismo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

Y a todos los catalanes por sus “castells”; también son ya Patrimonio de la Humanidad. A todos los catalanes menos a Puigcercós. De todas formas no se iba a enterar… Su barretina, cual boina, no sólo le cubre toda la cabeza sino que le nubla su cerebro, el cerebelo, el bulbo raquídeo y todo lo poco que pueda albergar en su interior. Él se lo pierde: España es muy bonita, amigo.

RLC.- Gracias Alterio y hasta otro día.

 

 

blog comments powered by Disqus

Sitio de búsqueda

Contacto

Revista de La Carolina @La_Carolina
www.facebook.com/noni.montes
https://pinterest.com/teatiendo/
https://storify.com/La_Carolina
revistalacarolina@gmail.com
+34 668 802 745

Follow me on App.net

LOS ARTICULOS DE ALTERIO

 

 

DIABÉTICOS DE LA CAROLINA

+INFO

Follow Me on Pinterest Seguir a La_Carolina en Twitter LINKEDIN LOGO
      LOGO STORIFY      

 

HOSPITAL VETERINARIO SAN FRANCISCO

ORELLANA PERDIZ

 

 

ASESORÍA BERNABÉU TORRECILLAS

 

LIBRERÍA AULA

LOS ALPES 1924

FEDERÓPTICOS OPTIDOS

MESÓN CASA PALOMARES

MIMO

VOLUNTARIADO CRUZ ROJA