Alterio y el 12 de Octubre

13.10.2010 19:39

ALTERIO Y EL 12 DE OCTUBRE

REEDICIÓN

Alterio.- Le confieso que a mí los desfiles militares no me ponen.

RLC.- Ya intuía yo su cualidad de pacifista…

Alterio.- Pues sí, me defino como pacifista. Tal como el recién fallecido actor Manuel Alexandre, espero que algún día la palabra “guerra” desaparezca de todos los diccionarios del mundo.

RLC.- Pero eso es una utopía, Alterio. La guerra es tan vieja como la Humanidad y la empezaron dos célebres hermanos.

Alterio.- Caín y Abel, ya lo sé. Pero eso no impide mi utopía. Yo también he leído algo de Historia y sé que, desde siempre, el “hombre es un lobo para el hombre”. Es nuestra condición humana inexorable, producto de la avaricia, de la envidia, de nuestro afán de poseer y dominar… Somos la obra imperfecta de Dios. Espero, si existe, que no sea semejante a nosotros.

RLC.- ¿Entonces?

Alterio.- Pues que entiendo que tenga que haber unos medios defensivos ante los ataques y peligros que acechan a las personas y a los países. Lo que ocurre es que esos medios defensivos son una fuerza que, finalmente, como demuestra la Historia, se utiliza ofensivamente, para atacar y dominar a otros.

RLC.- Es la vida misma, Alterio.

Alterio.- Sí; lo sé. Por eso estoy en contra de las guerras y de sus causas. Las consecuencias siempre las pagan los más débiles.

 

RLC.- Entonces ¿vio el desfile?

Alterio.- En parte sí que lo vi. El mismo desfile fue un poco la expresión de lo que le he dicho antes: unas fuerzas armadas hasta los dientes; los representantes de unos pueblos colonizados y oprimidos por los antecesores seculares de esas fuerzas armadas, desfilando junto a ellos, y una parte muy gritona del público asistente, vociferante como en el antiguo coliseo romano, con el pulgar hacia abajo.

RLC.- A ver, a ver. Sea un poco más concreto…

Alterio.- Lo intentaré. Los desfiles militares, por su propia naturaleza, son una manifestación de fuerza. Deberían serlo como una manifestación de fuerza hacia el posible enemigo exterior, como hace el matón de mi barrio que se arremanga la camisa y muestra sus potentes músculos para amedrentarnos a los demás. Lo malo es que también hace su demostración de fuerza a los parientes, a sus familiares. Afortunadamente, en nuestro ejército actual parece que ya no hay “matones de barrio”, tipo Tejero, por poner un ejemplo, y ya no se suben las mangas de la camisa para acongojarnos.

RLC.- Pues claro, es un ejército profesional…

Alterio.- Pero no siempre ha sido así. Nuestra Historia reciente tiene demasiados episodios de “salvapatrias” que se enfundaron un uniforme y una gorra que le había costeado el Pueblo contra el que se levantaron después en no pocas ocasiones; con armas que también le había deparado el mismo Pueblo al que apuntaban. Pero lleva usted razón: “este no es mi ejército, que me lo han cambiao”. Tenga usted en cuenta que yo soy de los que hicieron la “mili” obligatoria en tiempos de Franco. ¡Claro que ha cambiado! Afortunadamente.

RLC.- ¿Y a qué pueblos oprimidos se refería usted antes?

Alterio.- Pues me refiero a la representación iberoamericana que participó en el desfile. Ayer lo hacían como países independientes y libres, recordándonos a todos que alguna vez fueron dominados y expoliados, a veces casi hasta el genocidio.

RLC.- Pero eso es tiempo pasado, porque está usted hablando de hace muchos siglos.

Alterio.- Si; cinco siglos de la colonización de Iberoamérica y sólo dos de sus independencias. Sin embargo, he de decirle que me encantó verles desfilando junto a nuestras Fuerzas en la Plaza de Lima. Iban ocho banderas pero faltaba una: Venezuela. No es muy difícil intuir porqué no estaba, dadas las circunstancias y acontecimientos de los últimos días.

RLC.- ¿Se puede explicar un poco mejor?

Alterio.- De una parte, algunos creen estar aún en la época de la colonización, se sienten colonizadores, y otros todavía creen estar en una guerra de liberación que ya ocurrió hace doscientos años. Hay una gran confusión en la defensa de los intereses, casi siempre económicos en el primer caso; políticos e ideológicos los segundos. La relación de igual a igual ha de ir en ambos sentidos. Los intereses culturales, históricos y económicos de España en Venezuela, y viceversa, son muy importantes y deberían serlo más. Por otra parte, no se pueden enturbiar las relaciones bilaterales con acusaciones de cobijo de terroristas, sin demostrarlo, ni por el contrario, se puede permitir dar pábulo, indicios y consistencia a esas acusaciones. Siempre es más fácil acusar que demostrar la propia inocencia aunque Venezuela ya ha nombrado a un fiscal para que investigue. Mientras tanto, los demás deberían esperar a los resultados de la investigación y no aprovechar la menor ráfaga de viento para hacer oposición interna. La presencia de ex etarras en Venezuela no es cosa de ayer. Hace más de veinte años que el ex presidente Felipe González y Carlos Andrés Pérez, ex presidente de Venezuela, acordaron el traslado de etarras para poner agua y tierra de por medio. El tal Cubillas, acusado de entrenar a etarras en Venezuela fue uno de ellos y, al parecer, ha tenido tiempo y habilidad para trepar a determinadas parcelas de la burocracia estatal venezolana. Pero eso hay que demostrarlo.

Por otra parte, los lazos bilaterales entre los dos pueblos son fuertes y están por encima de otras circunstancias políticas coyunturales. Añadir mis aplausos a las ocho banderas restantes y a lo que representan.

RLC.- Alterio, se ha puesto usted trascendental…

Alterio.- No es eso. No olvide usted que la memoria y los años se complementan y permanecen.

RLC.- ¿Y lo de los gritos?

Alterio.- ¿No los escuchó usted? ¡Zapatero, dimisión!, ¡Zapatero, dimisión! Los gritos iban acompañados de los sones de silbatos. Parecía una coral que hubiese perfeccionado su canto tras repetidos ensayos. No le digo que algunos no se unieran al coro impulsados por el cabreo colectivo contra la política del Presidente Zapatero, pero el grueso de la orquesta estaba dirigida por los de siempre, por una extrema derecha cobijada en los aledaños del PP y que, si estos llegan al poder como dicen todas las encuestas, más pronto que tarde harán lo mismo con ellos. ¿Libertad de expresión? ¿Sabe usted quién organizó el acto? ¿Fue la Comunidad de Madrid? Pues eso. Fuera como fuere, de nuevo el rancio cerrilismo carpetovetónico montó una irrespetuosa “exhibición ultramontana” ofendiendo al Presidente del Gobierno de España. Y mientras las urnas no digan lo contrario, el de todos los españoles, que también nos hemos sentido ofendidos.  

RLC.- ¿Y qué más?

Alterio.- Pues me llamaron la atención dos hechos que espero que no le hayan pasado desapercibidos a usted. Uno, el flaquear de las piernas del Rey al andar y la percepción de un ligero temblor en su rostro cuando estaba en la tribuna.

RLC.- ¿Y dos?

Alterio.- Que la Legión ha cambiado la cabra por un carnero, amarrado. Me gustaba más la cabra. Iba libre, suelta, a su aire y marcándole el paso a los “legías”.

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