Carlos Carnicero: Refundar el capitalismo o consagrar la democracia
Foto: Carlos Carnicero
Barack Obama ha llamado “sinvergüenzas” a los ejecutivos de los grandes bancos norteamericanos que en mitad de esta crisis se han repartido cerca de quince mil millones de euros en primas por su gestión. Hay que añadir que los bancos en donde trabajan estos individuos han sido receptores de miles de millones de dólares de ayuda pública para evitar su quiebra.
En Estados Unidos se debate ya sobre la necesidad de nacionalizar parcial o totalmente la banca. ¿Puede dar esta noticia medida de la dimensión de la crisis a la que nos estamos enfrentando? Hasta hace poco, en los diccionarios políticos de Estados Unidos la palabra nacionalización era un vocablo maldito, propio de países comunistas o de dictaduras poco confiables. ¿Qué ha ocurrido para que esta posibilidad sea contemplada como la más eficaz y la más justa ante la situación creada?
En primer lugar hay que considerar algunos dogmas que se han desmoronado inexorablemente. La ecuación libertad de mercado, neoliberalismo, igual a democracia, está puesta en cuestión porque precisamente los gestores de ese mercado han burlado el control político para sacar provecho personal y han hundido la mundo en una recesión de consecuencias incalculables.
El segundo dogma liquidado es la ecuación que determinaba que lo privado era eficaz y lo público no. No soportaban los controles y el poder político aceptó renunciar al control y a la intervención. Aquí están los resultados.
La tercera consideración es que la economía no puede suplantar a la política ni las multinacionales a los órganos de la democracia parlamentaria.
Si sigue sucediendo que el dinero de los contribuyentes se inyecta en bancos y en empresas privadas, dirigidas por quienes se han enriquecido y además han fracasado como gestores, la resultante será una deslegitimación de la democracia por entender que se ha convertido en un instrumento de protección de los poderosos. La política no puede renunciar al control del dinero de los contribuyentes para entregárselo a los gestores de esta tragedia.
La política tiene que recuperar el timón y tomar el mando de la economía para que las reformas necesarias de la globalización no sigan siendo un instrumento de los poderosos frente a los débiles que son los que al final ingresan en las filas del paro.
Carlos Carnicero es periodista y analista político
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