España no puede eludir una cura de austeridad

“José Luis Rodríguez Zapatero y su gobierno no siempre han explicado a los españoles que iban a tener que apretarse el cinturón. Pero pronto van a percatarse que, en España, tanto los sueldos como los costes de producción son demasiado altos. Las actividades exportadoras son, consecuentemente, poco competitivas. Una devaluación restablecería el equilibrio. Privado de este recurso, Zapatero podría lograr que los españoles trabajasen más sin aumento de sueldo. Los precios de la exportación bajarían, pero hará falta tiempo para aumentar el nivel de cualificación y hacer que la industria fuera más productiva. En ese intervalo, España debería pasar por una fase de ‘devaluación interna’ y hacer disminuir tanto los salarios como los precios”.

“Con un índice de paro que se aproxima al 20%, las finanzas públicas están siendo sometidas a rudas pruebas. Madrid tiene que encontrar otras maneras de disminuir el coste de trabajo. Siendo las retenciones fiscales españolas superiores a las de la media de la OCDE, una reducción de la fiscalidad o de las cargas sociales permitiría no hacer que variara demasiado la remuneración bruta. Pero sería necesario que el gobierno compensara esa falta de ganancias de ingresos públicos comprimiendo sus gastos o los subsidios que distribuye. Ahora bien, Zapatero ha predicado el “statu quo” para los trabajadores que tienen la suerte de seguir teniendo un puesto de trabajo”.

“Solamente queda un doloroso método para hacer que los salarios bajen: contratar a las personas que se acaban de licenciar… con un sueldo más bajo. Un paro que sea elevado durante mucho tiempo incitará igualmente a los inmigrantes atraídos por la prosperidad de años anteriores a instalarse en otros sitios, lo que empobrecería el país.

Por su parte, los jóvenes talentos pronto se cansarán de acumular experiencias decepcionantes y terminarán por marcharse.

Zapatero ya está avisado de que debería adoptar medidas audaces antes de que la espiral del declive sea directamente activada. Si quiere tener una idea aproximada de lo que ocurre cuando a los trabajadores se les paga demasiado durante mucho tiempo basta con que venga a darse una vuelta por Detroit (Michigan)”.

Le Monde: Artículo de Fiona Maharg Bravo