Homenaje a Ramón Rubial

17 junio a las 12:00h (Sede del PSOE)

Acto de Homenaje a Ramón Rubial en el X aniversario de su fallecimiento

Contará con las intervenciones, entre otros, de Leire Pajín, Secretaria de Organización, Lentxu Rubial, Vicepresidenta de la Fundación Ramón Rubial, Eduardo Gómez Basterra, Presidente de la Fundación Ramón Rubial y Paulino Barrabés, dirigente histórico de JSE, PSOE y UGT

Ramón Rubial: Una vida consecuente

Cuando ante la escalinata del Ayuntamiento de Bilbao resonó el Agur Jaunak, una fuerte emoción cayó sobre el apesadumbrado silencio de las miles de personas allí congregadas para despedir a Ramón Rubial. Esa emoción era debida a la belleza de la canción vasca, que es mucha, y también al significado de esas palabras. Ciertamente, era la despedida a un señor, a alguien -un obrero metalúrgico- que a lo largo de su dilatada vida de lucha por una mejor España, había alcanzado esa nobleza del espíritu que todos le han reconocido.

Agur Jaunak

Foto: estatua de Ramón Rubial

Su muerte congregó presencias y elogios de todos los sectores, incluidos  aquellos más hostiles al Partido Socialista que él presidía. El respeto por su figura fue unánime. Seguramente era la correspondencia a un hombre cuya recta conducta estuvo siempre presidida por un espíritu de concordia y de reconciliación, especialmente meritorio en quien había pasado, por persecución política, veinte años de su vida en cárceles, tras la guerra civil.

La vida de Ramón Rubial ha abarcado prácticamente todo el siglo XX, un siglo especialmente dramático. Implicado de lleno en las luchas sociales, su vida ha sido una vida consecuente. Consecuente con sus ideas socialistas -a los 14 años se incorporó al Sindicato Metalúrgico de Vizcaya de la UGT y a los 17 años a las Juventudes Socialistas- y consecuente con su aspiración a construir un presente y un futuro mejor para los trabajadores y una España renovada, de concordia y progreso.

En el número 1 de nuestra revista escribió: “Nace esta revista con espíritu de superación del pasado. No renunciamos a la memoria, pero tenemos la mirada puesta en la realidad actual y en el futuro”. Y añadía “La Fundación Españoles en el Mundo se propone realizar programas de asistencia dirigidos a todos los españoles en cualquier parte del mundo en que se encuentren; propiciar que los españoles que residan o hayan vivido fuera de España se beneficien de la solidaridad nacional española y de la asistencia necesaria; mantener la presencia española en el mundo por medio de los españoles que residan en el extranjero, fomentando todo tipo de relaciones entre España y todos los países del mundo; recibir y dar información sobre la vida cultural, política, económica y social, y, en definitiva, fomentar cuantas iniciativas lleven a la integración plena de los españoles, tanto en el país en que residen, como en España”.

Estos propósitos enunciados por Ramón Rubial en la primavera de 1991, cuando la Fundación daba sus primeros pasos, han guiado nuestros trabajos durante estos años. Y es voluntad de los órganos rectores de la misma que los sigan guiando. Por ello, y en homenaje a quien fue su fundador e impulsor, el Patronato ha decidido que en lo sucesivo esta Fundación pase a llamarse Fundación Ramón Rubial-Españoles en el Mundo.

Félix Santos

Foto: Ramón Rubial en una de sus visitas a La Carolina (de izquierda a derecha: Antonio Montes, Leocadio Marín, Ramón Rubial, Juan Zarrías y Pedro Gutierrez)

Ramón merece nuestro homenaje como socialista coherente con sus ideas, en esta época dura de nuestra historia que le ha tocado vivir. Sin embargo, para mí es su talante, su dimensión humana, lo que llama más la atención de su vida. Cuando me preguntan por él, siempre vienen a mi recuerdo anécdotas que definen esta personalidad. Ramón, hombre duro en la lealtad a sus ideas, es tolerante con los demás y en su espíritu nunca le vi un sólo impulso vindicativo. Nunca quiso ajustar cuentas con la Historia. La asumió y siguió luchando. Cuando le preguntaban por sus años de cárcel durante la dictadura, en lugar de presumir de ello como tantos hacían, decía que no eran ningún mérito porque nunca estuvo voluntariamente. Así es este hombre cuyo ciclo vital se confunde con el siglo.

Felipe González Márquez