La colitis de Merkel, según Alterio

LA COLITIS DE MERKEL, SEGÚN ALTERIO

¿Podía permitirse ahora la señora Merkel ante su electorado reconocer que su “perfecto” sistema sanitario ha fallado?

Lo primero, reconocer la fortaleza del pueblo alemán. Cuando en este comentario nos referimos a Alemania nos estaremos refiriendo a sus políticos; y tampoco a todos.

Con qué facilidad algunos de estos políticos afirman “sus” verdades interesadas que al poco tiempo tienen que desmentir. Aunque el mal ya esté hecho.

Nos estamos refiriendo a la crisis de los pepinos. Un asunto sanitario “de origen alemán” que con mucha alegría alguien ha querido exportar –siguiendo su tradicional y enorme capacidad exportadora- a España, a Andalucía, perjudicando de manera muy grave económicamente y en su imagen a esta tierra en la viven muchos alemanes que comen y saborean diariamente pepinos y hortalizas de nuestra tierra tan a gusto. Sin diarreas.

En la crisis de los pepinos se ha llegado a hablar de conspiración, de terrorismo alimentario. Sin concluir este tipo de paranoias, sí pensamos que en el fondo puede subyacer algún tipo de oculto interés político más allá del estrictamente sanitario.

Algunos políticos alemanes, Merkel la primera, siguen creyendo firmemente en la supremacía alemana con cierto tufillo incalificable. No han sido pocas las veces que se han referido a otros paises-socios en ese tono despectivo, sobre todo a los del Sur de Europa: Grecia, Italia, España…

Sin dejar de reconocer la valía alemana en el terreno económico –motor de Europa-, se ha subido al burro, como decimos por aquí, con demasiada altanería y bastante desprecio a los que tenemos muchas vacaciones (Merkel dixit), dormimos mucho la siesta, trabajamos poco, etc. También comemos unas deliciosas ensaladas, pepinos incluidos, y no nos da colitis. Debe ser que nuestras ecolis ((Escheria Coli) las tenemos domadas; al parecer son las ecolis hamburguesas las que no lo están.

Vergonzoso el tratamiento alemán en la “pepineitor”. Vergonzoso el cierre unilateral de fronteras de algunos paises de la UE a productos de otro pais-socio tan europeo como los alemanes, austriacos o franceses. Vergonzoso el papel de la propia Unión europea que parece manejar las alertas sanitarias según los intereses en juego. En esta ocasión nos viene a la memoria la alerta (¿alarma?) de la Gripe A del pasado año. Aunque, a pesar de los fallecidos, en esta ocasión no ha habido ninguna alerta sanitaria europea, la Unión debería haber defendido contundentemente a uno de sus socios, España, del ataque infundado de otro, Alemania, por muy motor y fuerza europea que sea. No lo ha hecho así poniendo al descubierto una vez más su debilidad ante los más fuertes.

La diarrea de Merkel puede tener relación con sus poco claras expectativas electorales de cara a las elecciones de 2013 y del CDU que lidera. La marcha atrás en su política nuclear y otros datos de su acentuado nacionalismo parecen indicar que la colitis no ha hecho más que empezar.

¿Podía permitirse ahora la señora Merkel ante su electorado reconocer que su “perfecto” sistema sanitario ha fallado? Al parecer, y en contra del demostrado sentido de responsabilidad y rigor alemán, en esta ocasión algunos han preferido irresponsablemente echar balones fuera. Y el balón, otra vez más, ha caido en nuestro debilitado tejado, el de España y el de Andalucía.

Otro motivo más para la indignación: los agricultores españoles, los agricultores andaluces, no tendrán que montar sus carpas en ninguna plaza de España. Ya las tienen montadas en sus explotaciones agrícolas bajo el plástico donde cuecen su cabreo a la espera de que el gobierno español sepa exigir responsabilidades a la prepotente Merkel.

Salud y saludos desde Andalucia, señora Merkel. Y cuídese su colitis.

Afectuosamente,

Alterio.

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