Salam Aleikum, Egipto

SALAM ALEIKUM, EGIPTO

Si los acontecimientos venideros se desarrollan en Egipto como en los últimos 18 dias, el sabio pueblo descendiente de los faraones habrá rizado el rizo de su precedente de Túnez.

La tenacidad del pueblo egipcio con sus multitudinarias concentraciones en la Plaza Tahrir de El Cairo (Al-Qāhira “la fuerte”, “la victoriosa”) a la sombra de la Gran pirámide de Guiza, señala un camino de esperanza no sólo para los egipcicios, sino para todos los paises árabes y para los centenares de pueblos del mundo oprimidos por las dictaduras y los tiranos de turno. La onda expansiva puede ser imparable.

La revolución de Al-Qāhira se asemeja a una revolución gandhiana por su aspecto pacífico. Una revolución de 18 días rápida y veloz, acorde con los tiempos y modos del siglo XXI, en la que las herramientas como Facebook, Twitter y la televisión por satélite han sustituido a las metralletas y a los bombarderos. Por eso, el régimen de Mubarak se apresuró a intentar aislar informativamente a Egipto cortando Internet. Lo consiguió durante varios días pero nuevamente la tecnología se impuso a la incomunicación opresiva.

El viejo tirano Mubarak y sus adláteres conocían las debilidades de su pueblo donde el 40% de sus habitantes se sitúan en el umbral de la pobreza. Al parecer, desde la distancia que supone el poder absoluto y autoritario de más de 30 años, también desconocían la tenacidad de su alejado y decidido pueblo.

Mubarak intentó resistir pese a los deseos democráticos de los nuevos revolucionarios enfrentándolos a sus huestes gubernamentales y provocadoras de los puños y las pistolas. Aquí ya hacía mucho tiempo que conocíamos esta dialéctica fascista pero los sabios revolucionarios egipcios no cayeron en la provocación de los vasallos de Mubarak y la respuesta fue la protesta pacífica y la convicción de que podrían echar al dictador como hoy, por fin, han conseguido.

Alterio

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